jueves, 19 de diciembre de 2013

Alma mía, ayúdame al fin a levantar el vuelo, que en el suelo ha llegado el tiempo en el que solamente puedo sobrevivir arrastrada, que esto ya no es mala racha sino el final de la condena, que estar viva se convierte en mantener la vista en el cielo, que ya la horizontalidad no puede sostenerme... y la verticalidad ha empezado a contarme historias cuando duermo.

martes, 12 de noviembre de 2013

Agachado

Amor mío, cómo puedo mantener a la cordura en su cuna y a la locura en un ambiente salubre, cómo me despido del mástil de mi impaciencia y recombino el holograma que descuelga mi bandera, cómo me corto la lengua y le dibujo un rastro a mi destino, cómo aprendo a amanecer sin tu cansacio y a no cansarme de inyectar más nubes negras a mi consistencia.
Veterano del camino que se traga a todos juntos, a ti te mueven otros hilos y a mí el final de tu postura, me acobardo en el descaro que perfuma el miedo que te sopla, me avergüenza el rostro que con la piel de tus impulsos has besado entre las sombras.
Veterano de todo lo que desborda, me atraviesa el hielo de lo jamás finiquitado, me contiene la corteza que ha apuntado tu veneno como al clímax que despiertan tus ranuras. Cuídame que estoy cansada, que repito cada una de las mil repeticiones. Rómpeme todos los huesos que estoy muy desconcentrada, hazme caer en ese pozo que se acuesta a mis espaldas; búscame con esos versos que se escocen en tus brazos, que respiran en la piel de mi columna y me modelan con el marco mas funesto; hazme creer en tus recuerdos y en el puesto de todas tus posiciones, no puedo desconcentrarme, muero por observar tu vida, reconocer tu contextura, espectadora estupefacta, enamorada del fondo de tu hambre, le enciendo velas a tu nombre y recupero la armonía. Ayúdame a desorientarme para no perder tu rumbo, escógeme entre lo que ocurre y no converses con mis dudas, recuérdame que no concuerdo, que no quiero verte a través de ninguna de las decisiones.
Qué búsqueda tan caudalosa la que comienza con tus labios, la que termina en la terrible convergencia de un beso no planeado, una orgía de primeros despertares resbalando de la piel que me desnudas, para madurar en la alquimia de tu sincronía y recobrarme en un encuentro que solamente existe porque podemos recordarlo.
Ahora estoy con la garganta abierta, sangrando el recuerdo de mi hogar que es como llamo a la cortina de tu valentía... la manera en que te mojas con las olas de esta angustia compartida y me sonríes como quien se está fundiendo con sus conexiones... es que ahora es muy tarde... ya estoy involucrada... he dejado ser de nadie.

Los Condenados

El contorno se asemeja a la distancia en que los territorios se convierten en rivales, ese choque se atraviesa e cada vértebra inocente, se calza en cada paso y se amolda en cada certidumbre, me convierto en ajeno y exiliado, en pecador y corrompido, mi mordida es la de los condenados, los que aturden a la armonía y los que irritan a la nobleza, los que pudren los cimientos de la paz con su incompetencia y destornillan las proposiciones con su inadaptación molesta. Me convierto en lo que sobra y desnivela el paso cuerdo, lo que mientras más lo intenta, más destruye, y mientras más camina, más descose la paciencia.
Detrás del placer respira la desgracia, te cortas con cada uno de los cristales de su competencia hasta reaparecer en el reclamo de tu ausencia prostituta, de tu manicomio de propuestas suicidas; arrancas el valor hasta del polvo de tu almohoda y ya no te queda rostro ni para enfrentar las quejas de tu inconveniencia. Alcanzas a esconderte entre las garras de la tolerancia, pero es tan agria su costumbre que terminas reventado en el desplomo del carozo de tu escape.
Detrás de la desgracia bosteza la belleza, los dedos que se descomponen en el camino infausto de mi vientre, el pecho ajeno que se acuesta en mi penumbra y respira con altura por primera vez en toda su existencia.
El recuerdo es la tragedia de esta angustia que se eleva por las ruinas de lo inalcanzable, se posa sobre el rostro del precipicio en el que duermes a mi lado, pues es más hermoso el puesto porque está siendo compartido. ¿Cómo se proclama el cuerpo dominador de sus propios tormentos? Ojalá me resignara a ser parte de una historia, que los espacios en blanco absorbieran todos mis nombres y me convirtiera en el discurso que el disfraz ya no respeta.
Estrénate mi sufrimiento y traga el rastro que ha dejado. Inclínate en mi resistencia y aléjame de los modales... conviérteme en tu manicomio y en la piel de tu confianza; hazme el perfume de tus piernas y el reclamo de tu frente; hazme maestra de tus viajes y el valor de tus esperas; seré el licor de tu estadía, la clave de tu encubrimiento... hazme sagrada en tu visita que yo me vestiré con el recorrido que has creado al comprenderme.
Aquí se sufre más de lo estimado, porque el dolor toma sus justas posiciones... porque quisiera escribir tu nombre en cada una de las esquinas de mis calles... y quisiera encomendar mi rastro a la desobediencia de tus rezos, convertirme en tu fondo de perfecta sintonía... que me hagas tuya aunque sepamos que ya es demasiado tarde... que ya no podemos ser de nadie.

miércoles, 23 de octubre de 2013

Concepto Trágico

Me sobran vidas y conceptos para comparar mi sed con la tranquila pertenencia de los hombres que deambulan en mi patio. Me harto eternamente de mi carne y cada vez se hace más fresca. Me cuesta ahogarme aunque me pase tantas veces: ya dejé de acostumbrarme.
Me estoy lamiendo las heridas como un gato enfermo de tanta madrugada, acomodando el pulso al cuerpo amedrantado para combatir la prisa que alimenta al desenfreno; porque ya fui hombre anciano y vagabundo, fui monstruo y fui verdugo de mis consecuencias, la gitana que cantó con la garganta rota su penumbra, el paso antiguo de una descendencia atrapada en su propio olvido, sus confesiones indocumentadas... el camino fausto de mis contingencias.
Nací con el corazón roto y atascado entre mis manos, llorando el centenar de pasos que he sombreado con mi peso, despechada desde el día de mi propio nacimiento por estar enamorada del hálito amargo que se ha escapado de la vida y que todavía no comprende cómo puedo recordarlo.
Se me caen los pies al intentar cambiar la cantidad de avisos que se hacen cargo de los que están perdidos; alimentando a los perfiles que se cuelan invisibles en el espacio adormecido de nuestra proyección de cruces huecas. Me conmuevo al pulular al rededor del llanto que aún nadie ha conocido vivo, porque estamos más allá de los impactos que han logrado equilibrar a los que amplían sus acuerdos en el corte mal prensado de sus propios desafíos.
Nací con el alma por fuera, colgándome como vestido ornamentado por el frágil pulso de mis venas, una sangre que recorre la tormenta que no pudo nunca ser domesticada y que se alimenta de las mil versiones del proyecto que su dimensión funesta aún consigue enloquecerla.
Respiro con el romancero de mi historia en la raíz de mi templanza, con el sustrato de esas tantas madrugadas que existen sólo porque así me pertenecen, indicándole descalza al tiempo cómo hacerse amigo de los avatares místicos que se acumulan en nuestras mudanzas...
Y es que hay tantos moldes solitarios y de barro en los que el corazón está posado, tantos labios cerrados abrazando su impotencia en el cimiento de un amanecer entre cenizas de montaña y selva, ternuras enredadas en su rastro vagabundo y perfecto; porque ya se me olvidó como se cuentan las estrellas, olvidé el camino en el que la paciencia se hacía cargo de mis restos heridos, porque el corazón abierto no está apto para ser anesteciado nunca.., y sólo termina caminando con sus alas rotas en el tormento de su insignia kamikaze, en el charco que resbala por sus calles tristes donde antiguamente había aprendido a pronunciar su hermoso nombre.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Otra de tus despedidas

Te pierdes de todo por perderme, por tirar las cartas a otro lago espeso, coquetéandole al azar como si fuese una conquista ser perverso y atractivo, como si jugando a distraerte no condenas a mi espalda a violentar su torcedura.
Caminas con el rostro atado a su disfraz de escpeticismo; te revuelcas con el rastro que derrama tu postura adusta y experimentada, con el pecho anclado en la bisagra negra de tu descendencia pecadora y desgastada, resbalando en las cerillas que respetan tu carencia y tus angustias.
Te quebraste en el engañe al que sometes mi ignorancia, recogiéndote en pedazos al volver a esconder tu vicio en las mañanas, retratando con un marco de castigo a mi apetencia por tus distracciones, por tu conversión de los caminos a un despacho en las alturas de tus hombros magullados, para así largarte antes de que me sienta débil y no pueda seguirte amando.
Extraño tu razón al complacerme, el sostén de tu pureza al caer tu resistencia; extraño tu calor felino y el alivio que me rentabas en las madrugadas, la corrupción de tu cordura en mi garganta seca, en mi palpitación desnuda... el agujero que adornaste en mi universo

martes, 23 de julio de 2013

Soledad

¡Ay, soledad! cómo estás tatuando espinas en mi frente... cómo eres la única que sabe pronunciar mi nombre, gitana de mis ojos angustiados, te posas firmemente en el valle de mis sacrificios para nunca dejarme repetirme más de un par de veces.
¡Ay, soledad! Cómo te haces digna de mi sexo maltratado... y me ves y me hago hermosa y reclamas que así lo he sido siempre. Cómo te encanta retorcerme entre tus brazos hasta quedarme dormida... y te reclamo las canciones de tragedia que has posado con orgullo en mi camino, aunque en el fondo me arrepiento porque sé que me has enseñado a soportarlo.
¡Ay! Cómo pocos llegan realmente a conocerte, cómo sé que soy tan tuya como tú eres mía, y mi columna se convierte en el lado derecho de tu cuerpo, y las palmas de mis manos en tu garganta llena de inocencia.
Me valoras de la misma forma en que me desespero, con la magia rezándole a mi eterna madrugada y con tu rastro en las marcas de las otras bocas que se han traducido en mis más hermosos desastres.
Curandera de nostalgias eternas y guardiana de tesoros de antaño, interpreta con tus alas mi presencia en esta incertidumbre para que así puedas orientar mi sangre hacia mi propio cielo. Colócale tus joyas a mi cuerpo, artista desterrada, que tu silencio se va convirtiendo en el cancionero de mi resistencia.

martes, 4 de junio de 2013

Etiología De Mis Estados Anhelantes Del Querer


(El día en que te descubras reflejado en una parte que era solamente mía, nos habremos encontrado realmente).

Te conozco y un agujero negro ha nacido en la piel de mis espacios firmado con tu nombre... Respondo a tu ritmo y te entiendo siempre un poco más de lo que  verifico; me voy amoldando a la curvatura de espalda mientras duermes y al rocío de tu piel al inclinar su anhelante rescate en mi cabello y mi almohada.

Amo con penumbra y desesperanza, con el cuchillo agarrotado en el revolver de la sangre tibia, con marcas en el pecho y la espalda, y con cenizas agrupadas en mi balcón comentando por la tarde los albores de mis tragedias. Nunca aprendí a querer con parquedad o parsimonia, con ríos de lavamanos o solvencias incompletas. Mi amor es de estrellas que se mueren y pedazos de corteza de leyendas olvidadas, con gritos de otros cuerpos invisibles y  lujurias convertidas en renacimientos, con respuestas fileteadas con la compostura de la noche en que empezaron a crearse la respuesta a los insomnios y sus resistencias.

Respiro tu piel mientras me buscas, marcándote con impaciencia mi camino a tu templanza, porque necesito destrozarte para así entre tus pedazos destrozar mi propia vida, arrancarte de entre todos tus ramajes para así ser arrancada yo de mis raíces, porque sonríes y me dices que me calme y así muero dos segundos más en vida; necesito tragarte, desahuciarte, saborear hasta la médula de cada mínimo consenso que te hace, vaciarte para yo entregarme realmente, para yo perderme y así caernos juntos fuera de la máscara que nos rechaza, matarte para al fin agonizar entre ese arquetipo de hombre que respira en el ritmo sagrado de tu pecho añejo y descansado; para que al fin no quede espacio en el que yo pueda moverme, tenerte tan adentro como un puñal hecho con los pórticos hacia el último peregrinaje, para al fin quedarme callada y respirar muy lentamente porque no me queda más nada, quedarme quieta a tu lado y realmente comprenderte, comprender tu paso sabio, tu equilibrio amoldado por el caminar de las estrellas, tu mirada fija, el lenguaje que escondes por detrás de tus manos, comprender tu existencia y aislarme varias veces al día, al mes, al año, en tu misterio... comprenderte para merecerme un poco... para no sentir que estoy tan lejos.


jueves, 30 de mayo de 2013

Tristeza

Te escucho palpitar en el andamio de tu círculo, acomodado como el pupilo de una estela anciana, moldeando al mundo con tu cuerpo y el descubrimiento fausto de tu luna llena. 
Ven y acércate a mi puerta campaneando como un gato tu silencio, ven y cuéntame otra vez como te enseñan a excluirte, como te invitas a romper tu caso y a derramarlo en el jardín de tu escondite. Cuéntame, que permanezco día y noche esperando al marfil de tu perfume, la madera que conviertes en presagio...
Ven que yo también te estoy jugando, que te escucho atravesar mi desamparo mientras sueñas y te hartas de desear algo. Ven que yo también te estoy reflejando en este alud de engaños transparentes, que te da miedo masticar mi nombre porque conoce los detalles que te están hipnotizando. Ven y cae al mismo tiempo que mi lluvia, cae al mismo tiempo que derrumbo los claveles de mis obediencias, cae junto al filo que creé para apuntarte y aterriza en la verbena que comparten los amantes, que si así te recupero, aunque sea sólo en ese instante... podré resucitar mi vuelo.

martes, 14 de mayo de 2013

Guía

Cuerpo de barro eterno y piel de plumas inmortales, abanicas mi aura con el peso de tus piernas alumbradas, estás pintado con el grito más antiguo que la Tierra se ha guardado para arrastrar con tu presencia algún consuelo... como el que me suspiras en la nunca por las noches en que te desarmo, en las que te separo de cualquier lugar que te sostenga para que así sea simple tu caída y sea real el rostro con el cual amanezco entre mis manos.
Hombre de corteza pintada con el viento, de raíces milenarias y voz que parte del propio vientre de la Tierra, tu aroma es el presagio de muchas otras trascendencias que ahora están formando nidos en el borde de mi cama, que ya conocen de memoria el verbo de tu rostro quieto y tu boca exhausta, que palpan ciegamente las pulsiones que he inventado en el centro de tu espalda y tu resistencia alta y perfecta, para que cuando te estés durmiendo no te olvides de mi nombre y del temblor que te regalo al elevar tu rastro al puesto estrecho de mis sombras y mis abadías... pájaro inquilino de otras tierras que muerdes con tu gracia paisajes mucho más lejanos, tus marcas en mi piel son talismanes que invitan a no perderme, a involucrarme con lo que está escondido y olvidado.

miércoles, 24 de abril de 2013

Para un amante

Transfórmame en tu espacio con tu pulso que no importa cuál sea la dirección yo me acomodo, me alargo con la orden de tu espasmo y la violencia que acumula mi desorden; porque estoy envuelta en tu verbena ensombrecida, le escribo nombres al borde del precipicio en que tus labios se convierten en adultos y hacen renacer eternamente mi caída, porque me tocas y me escondo, me describes con tu aliento como si solamente tú pudieses verme.
Estírame con la presión de mi torpeza, ubícame, acomódame, invéntame y retráctate un millón de veces para nunca terminarme, hazme partícipe de tu intolerancia para gritar hasta quedarme muda, arráncame de mi camino y suéltame donde prefieras, inquilino ecuestre de mi campo, querubín incómodo y oscuro, búscame siempre aunque me tengas en tus brazos, hasta que tu frente se convierta en la alfombra de mi habitación y tu penumbra la clave para desaparecer otras desconexiones.
Cóseme en el fondo de la espalda tu aroma de indomables rutas, que ya estoy despeinada y tiemblo, que tu cuello está buscando su guarida en el pozo que me ha envenenado cuando no te conocía... manicomio de ignorantes abadías, hunde tus espinas, cancela mis casos añejados y laméntame hasta yo cansarme de ser mía, que estoy corriendo maratones en mi lengua y mi corpiño, y me estoy tocando para apaciguar la construcción que haz comenzado en mi silueta, ésta que pasa cada noche recorriendo entre gemidos el camino de tu nombre.
Hombre de tierra, soldador de estrellas desahuciadas, ayúdame con tus piernas a sentir las raspaduras de lo que más me sostiene, desliza por mi espalda el dulce atropello de tu experiencia, invócame en tus madrugadas para nunca llegar tarde y conviérteme en tu resistencia... porque puedes destrozarme las ansias con ternura, fiel amante, que como un fénix volverán a renacer de sus cenizas.

domingo, 10 de marzo de 2013

Si me guardo un momento en donde nadie me recuerda, estás ahí sentado en nuestro patio como cuando no me conocías, y no estás cansado pues la vida no se ha sentado en cada una de nuestras cabezas.
Te veo hipnotizando al suelo, acurrucado en mi ponzoña y alabando filos de otros murmuros como los que se nos retorcían cuando éramos pequeños. Te veo resbalando en mi lengua, pronunciando con tu vida el alud de mi enseñanza. Te veo caducado entre las formas que nos atropellan, y en tu cuerpo una palabra que me resucita al comenzarte. Te veo acariciando al sol con tus huellas y finalizando trazos con el pincel de nuestra nostalgia compartida, procurándome que todo sea más sencillo aunque mis gastos lo repliquen, conociéndome con tu reflejo inquieto aunque te canse. Si me estiro eres mi trance y si me harto, mi distancia. Si me rompo eres mis coplas de antaño y mi pasantía en las desnivelaciones, porque te amo con el orgullo de mi nacimiento y de tu piel inclinada y quieta palpitando entre mis manos siempre... aunque no te tenga cerca.

viernes, 22 de febrero de 2013

Otra vuelta de tuerca

Encontré tu cabello en mi ducha a mil kilómetros de tu armonía
Hallé tus métodos en mis alforjas para no sentirme tan perdida
Odio la palabra ciclo porque significa terminarte
Tus recorridos siguen imaginándome eternos...
Te recapitulé mil veces en mi cama para no caerme
Te sostengo en mi garganta para no ahorcarme con las dudas
Cambiar se escribe con otras letras, yo me mantengo endemoniada
Acostúmbrame a cabalgar mi propia anatomía sin perderte.


jueves, 21 de febrero de 2013

Reconocerte

Nacimos un poco más rotos, expandiéndonos el pecho sin tocarnos, con los pasos más pesados y los ojos más oscuros, con un silencio más completo y muchos más presentimientos, con otras vidas mordiéndonos el cuello y muchas otras muertes amortiguando nuestras invenciones... Por eso nos comentamos como si tomásemos café en nuestras propias dimensiones, por eso cuando nos alcanzamos nos tocamos tanto que nos quedan marcas, sabemos que aguantamos tanto que no podemos jamás hacernos daño, que descanso en todo tu vacío como tu sostienes el mío, que nos esperábamos para enloquecernos sin que nos pusieran algún límite, que cuando me miras me tocas y cuando me tocas me traspasas... porque no puedo compartirme con más nadie ni aunque me explicara.
Por eso no es que estamos juntos y podemos separarnos, no es algo que está en nuestras decisiones ni que está sentado en este plano al lado de su contraparte, no te amo por curiosidad ni por costumbre, no es mi elección elegirte ni que me abras sólo con nombrar a la existencia... mientras más alto subimos más entendemos el subsuelo en el que tanto nos atormentamos. Por eso no existe despedirnos, no existe terminamos y construir caminos distintos... no existen cambios porque nuestra esencia no puede interrumpirse; no existe reclamarnos nada nunca ni condicionarnos, porque este es un juego en el que nada puede perderse, porque te voy a seguir viendo reflejado en mis espejos por toda la existencia, repartido y salpicado en cada rincón del universo que siempre estoy descubriendo.
Estamos un poco más rotos que el resto, por eso todo está hecho a nuestra medida cuando nos acompañamos... porque la verdadera eternidad y locura ha sido reconocerte... ha sido reencontrarnos.