martes, 18 de febrero de 2014

IAN

Quisiera retratarte en los encuentros en donde tu alma se derrama a gritos por tu cuerpo, retratarte en el momento en donde estás tocando el cielo, en donde estás sin ropa, sin nada que te esconda y sin ninguna escapatoria, retratar tu respiración cuando trasmuta a alguna nave cósmica, cuando tu rostro retoma el canto de su trascendencia... esa víbora que se retuerce enloquecida solamente al despertarla en mi presencia. Quiero retratarte con mis labios que son los que con más frecuencia te recuerdan, que se convierten en el tótem del cenit de tus penetraciones, que tu voz se hace una con tu espalda como las alas invisibles del ángel que nos enciende el vuelo, porque estamos viajando todo el tiempo.
Quisiera retratar los mantras que dibujo lentamente con mis dedos en los rincones escondidos de tu piel mientras te duermes, esa firma de aquel pacto místico que estuvimos consagrando, que tu energía me traspasa el nombre y te descubre para permitirme conocerte realmente, felino de las naves espaciales, continúame arrancando las pocas pieles que me quedan con tu vibra de sosiego, con la sensibilidad de tu propia vida con la que riegas mi impaciencia, que quiero verte extasiado, destilando el aroma de la locura que solamente viste tu existencia, quiero verte ardiendo y renaciendo cada vez más alumbrado, hombre hermoso... cada vez más descubierto.