martes, 24 de junio de 2014

Estación No.345

Durante toda mi vida me han seguido los mismos seres extraordinarios, los del otro lado, tomando la forma del aura de los conocidos o extraños con los que me voy encontrando en el paso distraído de lo cotidiano, tomando la forma repetida en los distintos países que he vivido, en los distintas etapas de conciencia en las que he transcurrido, sin que nadie se de cuenta que su imagen está siendo prestada para encontrarse conmigo, para que yo pueda darme cuenta...
Probablemente esto se extienda a mucha de mis propias vidas, tropezando el tiempo y el espacio con mi propio ritmo, cone sa naturalidad pasiva de la cual me encuentro un poco ausente.
Me están cuidando los caminos inversos, me están conteniendo la emergencia mística con sus visitas, calculándome la espera en su silencio a los sentidos, y gritando mi nombre con la voz de sus mil otras dimensiones.
Nunca estamos construyendo nada solos, mi propia existencia no está separada del resto, pues estoy creando al mundo mientras al mismo tiempo el mundo me está haciendo. Cada persona que me refleja la estoy también yo reflejando, por eso sólo nos conocemos si nuestra alma está lo suficientemente amplia para darnos cuenta; a veces absorbo a otras personas que supero sin que ellos lleguen a reconocerme realmente porque su conciencia no ha sido preparada, y a la mayoría de las veces me absorben otras que me superan con la llama de intuición sobre mi pecho de que las presiento familiares o de que en algún momento llegaré a formar parte... lo que siento conmigo misma, una enorme cueva de las mil y una noches que perenne se desentierra entre mi propia cercanía.

lunes, 23 de junio de 2014

A la lujuria III

Me estoy cayendo en el abismo de tu pulso, en el que aprietas el momento en el que intento aparentar que no te siento, que no estoy involucrada en este estómago implacable que se pellizca para controlar su hambre, que se quiere tragar todo porque no puede devorarse, no puede él mismo terminarse.
Me saludas y no me das la mano, me miras a los ojos hasta así poder perderme, me acorralas con tus representaciones cuando sabes que soy tuya, cuando repites sílaba por sílaba mi nombre para llenarme toda y crearme más espacio para nunca jamás abandonarte, para hundirme cada vez más lejos en eso que tú mismo no te atreves a adentrarte.
Arrodíllate con mi añoranza que siempre llegas a alcanzarme, quiébrate conmigo así mezclamos nuestras partes, que si me besan te oiré gruñir bajo mi cuerpo, y si me tocan estaré escuchando tu firmeza palpitando en mi semblante.
Colúmpiame con tu perfil bañado en la penumbra, que yo me ocupo de prenderle velas al lugar en el que me tentaste, que el mundo gira en otro ritmo apaciguado y mi frecuencia se resume a tu delirio, camino siempre al borde mientras el resto no llega a ver el horizonte, porque permites que nazcan tus raíces en mi sangre y sincronizas tu destino con mi idioma... y todavía me duele el cuerpo, todavía me despierto cansada de tu compañía porque sé que poco a poco me estoy quedando sola, te disfrazas de mi sombra y mi contraste para creer que existo porque me das forma, cuando soy yo la que te estoy creando, la que te dio vida y la que, con el hermoso aroma de la libertad y de la independencia, lentamente te la quita.