miércoles, 25 de abril de 2012

El Tiempo es Arte

Quiero comer de mi propio alimento, intercambiar el suelo por el grito de mis manos, recordarle al lomo del camino que antes muero de hambre que vivir escondiendo el cuello, que no me angustia su riqueza y que estoy preparada para andar descalza y ensuciar mis manos, para calentar mi sangre y respirar mi tiempo

sábado, 14 de abril de 2012

Ahora

Las puertas de mi mente alumbran los arañazos de su cerradura, en donde el cementerio de mis opulencias se enloquece en el silencio de este trance. No se puede seguir el rastro en esta infinita mancha de sangre, algunas vocales que se ahorcan en el cuero de sus salvaciones forzadas. No hay contrato en esta falta de asunto, no hay un tema para forcejear las básculas quemadas, no hay cuerda floja para mantener el equilibrio pues no existe la otra vuelta. No tengo que convencerme, estos gritos no tienen eco y este suelo es ajeno a cualquier huella, no hay necesidad de elegirte porque ya eres y ese eres no se lee en ninguna línea ni está escrito en el contorno de la vida o de algún pedazo de camino. No hay necesidad de apuntar el bosque alado de tu frente, ni de sufrir insomnios a la espera de un temblor en la ignorancia de mis contenidos. Eres extraño a mis compuertas pero no al sonido de mis llaves, del compacto pliegue de esas cerraduras que se forjan en los descubrimientos vírgenes, en esta nostalgia antigua y empecinada en recordarnos eso que sabemos que olvidamos pero que se pierde entre milenios de gustos baratos, un olor a mordedura y una sentencia saludable que invita a no desesperarnos.
¿Por qué me has recordado que alguna vez no fui extraña? Que alguna vez no fui ajena, que no estuve separada. ¿Por qué no me preparaste para el suelo de tu altura? Para nunca ruborizarme al ver desnudas tus pestañas, para no quemar mi mano en los poemas que tu sangre hierve, ¿Por qué me has recordado que esta no es nuestra existencia? Que en tu hogar no hay mediciones y que ya estaba invitada desde antes de que comenzara.
Si logro amanecer recuperada, afirmaré en tu boca que estoy en el comienzo de lo que no se adhiere a las paredes, que se inventaron otras artes en el rincón olvidado de la despedida de los límites, y que se suicidan compasivamente con tu espalda porque no soportan tanta hermosura. Ahora existes y mi alma se escapó y se derramó en lo que no acaba para pedirte que duermas conmigo alguna noche en mi cama. Ahora existes y al fin recuerdo que siempre estuve enamorada.