martes, 24 de enero de 2017

Microcuento de un sueño

Salí todo el día a la ciudad, porque disfrutaba ocuparme de las mil cosas que yo misma me había marcado completar de responsabilidades. Estar sola y planificar, crearme metas sin que nadie me las sugiera,buscar lugares por mi cuenta, estudiar y trabajar donde yo creaba lo que decidía, no había nada que me hiciera sentir más libre que eso.

Era el cumpleaños de Morelli, así que al final del día iba llenando de dulces una bolsa que cargaba en la mano, uno distinto de cada tienda. Había cocinado un budín el día anterior que había decorado y se me había caído, por lo cual quise buscar alguna otra cosa para compensar el regalo. 

La receta me la había enseñado una compañera de cuarto de mi antigua estadía en el centro médico, una amante de la pastelería. No la conocí mucho, pero me enseñó a cocinar postres como ella lo sabía, con una técnica de harinas engomadas que se ponían más grandes con el tiempo hasta que entraba en el horno y se convertían en budines inflados como globos, y los decoraba con unos pequeños hombrecitos de jengibre en la cima. A ella ni le pregunté su nombre, pero me indicó el de la ciudad en donde ahora vivo, que fue lo más importante. Ella desapareció casi al mismo tiempo que yo lo hice. 
Ha pasado mucho tiempo desde ese entonces.

Ya cuando se estaba haciendo de noche, entré al lugar chiquito de electrónica del amigo de Morelli, cerca del taller. Le iba a comprar el aparatito con cables, uno que siempre veía cuando pasaba por la vidriera, una especie de cámara antigua, pero me lo dejó gratis porque me decía que era buena "piba". Yo tenía en el bolsillo dos billetes de 50 y nada de cambio, así que le doy uno de ellos como muestra de mi agradecimiento y bajo al taller subterráneo en donde se encontraba el cumpleañero con alguno de sus amigos. El sol entraba muy bien durante el día, gracias a un método eficaz de túneles en la tierra que con bastante esfuerzo el inventor Morelli había realizado. Todos sabían lo genial que su mente y espíritu era.

Entraban los invitados uno por uno, cada quien con una noticia, buena o mala, distinta. Cociné algo rico y  comimos, tomamos, tocaron música... nos agrupamos celebrando como siempre. Nos sentíamos nosotros mismos, confiando en el grupo, reponiéndonos con el encuentro.
Un lugar, un espacio, un punto en el Universo.
Un hogar y una familia después de tanto tiempo.

viernes, 19 de febrero de 2016

Exilio

Entran los fantasmas a la casa, los pacifistas y los vengadores, buscando el lado en el que todavía no estaban perdidos. Se cayó el cielo, lo he cortado y convertido en experiencia; ahora ya no lo merezco. Me he tornado en reto, en camino empinado y adquirible; ya mi nombre se expira, el éxtasis lo relaciono y la corteza se ha verbalizado. Me han exiliado los magos por creer que fuese pertinente; han destruido mi distancia para convertirme en afectada y dolorida, convertirme en miembro de la obra en vez de satisfecha espectadora. Me han arrebatado el arte de separarme y jamás estar presente, de meditar en las impertinencias, de inventarme un millón de nombres y apellidos para convertirlos en mi historia. Ya no hay escape ni escondite, ahora la falta se hace presente aunque nunca antes había querido demostrarse. Ahora lo eterno se da vuelta por completo y la impermanencia empieza a arder con furia y sin consuelo. Ya no hay donde guardar la belleza que con ilusión de niña iba recolectando, ya no hay espacio para la envoltura de cristal que iba creando para satisfacer mis obsesiones. Me quitaron el hogar que me cuidaba en el lado opuesto de la vida para desconfiar de mi descanso y verso, de mi perfecta distribución al lado de la periferia, de mi elixir inmaculado, de mi adorado tormento. 

miércoles, 18 de febrero de 2015

Verguenza

Me trepan tus hormigas al perfil de mis caderas, se acomodan al peldaño eterno en el que te resbalas hasta yo enmarcar tu tiro al blanco, la espiral de tu puntaje, la lanza hirviendo de tu continencia.  
Tu océano se mece en mi terrible calma, en la caverna de mi boca hambrienta que se cae de su rama como fruta reventada, así me atajas y fabrico un molde con tus manos, me hago el templo de tu ruta, el cuenco en el que te derramas sin perder tu consistencia..  
Cuento los pasos que has tomado hasta llegar a mi ventana, hasta formar este collar que te he creado con mis piernas, quitándonos la ropa hasta quedar sin una pieza, sin una máscara que aguante este desvelo, volcándote en cada rincón, cada escondite resguardado, porque no hay profundidad más vasta que las vibraciones que se arman al cortarte y penetrante, amor mío, al ver tu piel tomar el sol y a tu garganta emanciparse con sus juegos.

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Quiebre

Te derretiste en el lado izquierdo de mi pecho atragantándote en cascadas, transdormando tu estructura en el agua que se te derrama, como mi corazón estrangulado en su propio músculo estieval desenfrenado. Se vuelca el vaso en el medio de mi amanecer sin fondo, me colmaste hasta los días escondidos en el fondo de mi sótano olvidado. Te caíste en mi fantasma, en el lugar de mis resurrecciones para desaparecer entre mis labios, para no poder más conciliar otro tormento, amor mío... te canto estrellas cada vez que te recorro el rostro entre mi cuerpo entusiasmado. La tormenta que serviste entre mis piernas al cortarme en mil pedazos, al derrumbarte sobre mi desgracia y mi ternura, viéndome desmoronar entre tus brazos porque te das cuenta lentamente de lo mucho que me está doliendo amarte tanto.
Me estoy matando de hambre, amor... me estoy matando de toda la vida y de tu voz pausada, me mato con tus miedos, con la medida de tus uñas y con cada pensamiento que no logro descifrarte... me estoy matando con las ganas que me diste de seguir hacia adelante.

Asimilación

No lo quería alejar, pero se mantenía esta vibra adentro mío, ese gruñido hondo queriendo ser atendido. Me sentía entre animal y diosa, entre sublime y enterrada bajo la tierra mojada, entre el arte y lo grotesco.
Lo huelo. Estaba delicioso.
Paso la mano por su espalda tibia, su piel suave, sentía su aliento en mi cuello y apareció ese impulso de darle un beso, y al acercar mi boca terminé delineándolo con mi lengua.
Apreté su hombro con mis dedos, se revolvía mi sangre, lo muerdo, el placer se mezcló con lo sagrado, elaborándose el altar más digno de belleza que se me antojaba, más arriba y más abajo de lo que logramos conocernos, de lo que mantenemos en el límite de lo que es humano.
Apreté un poco más, la sangre comienza a resbalarse, mi garganta comienza a llenarse, mastiqué su carne, lo piqué en pedazos, me sentí colmada, me sentí más alejada de mi vida... y más conectada con esa lejanía.

miércoles, 30 de julio de 2014

Ian III

Me ayudas a amanecer paso por paso, reviviendo mi cuerpo con tus labios hasta materializarme, inventando otro recuerdo, otro futuro descubierto en el que estamos derretidos, navegando tus orillas, invadiendo con ternura la capital de tu paisaje, iluminando tu inconciente que despierta el mío, que refleja mis verdades, esos peces de colores enardecidos en su máxima potencia, flotando entre su calma y su aventura; le sobran ornamentos, y silenciosos de su plenitud, alimentan las paredes de nuestra grandeza, de nuestra vibración perenne, que inhala y exhala en el mismo instante, muere y sobrevive en la misma caravana de su recorrido eterno.
Luego te alejo un rato para hacerte poesía te elimino delirante para imaginarte algún contraste, para perfilar tu cuerpo con el aire, parpadear y hacerte nítido, saborearte al comprobarme ausente, hacerte cierto, hacerme más elaborada, jugar a que no existes para volver a conocerte un millón de veces, volver a camuflajearme entre tus telas, tus objetos, tus preferencias y opiniones, me divierto al escucharte pronunciar mi nombre... me divierto cuando verificas que ya me reconoces.

sábado, 12 de julio de 2014

Inocencia

Caduco;
entro a tu peligro y se adelanta mi fecha de expiración;
me convierto en compost en tus brazos;
viajo en el tiempo;
aterrizo en las semillas de siglos pasados;
arañas mi pantalla;
organizas mi camino al penetrarme;
amor mío...
qué linda vida eres,
qué linda muerte vas acumulando en tu corteza;
qué ojos tan antiguos vas cargando con la miel de tus palabras;
qué nerviosa me transformo en tu presencia.